En su 38 cumpleaños, Keith Richards tocaba con The Rolling Stones en un concierto en Hampton, Virginia, cuando
un espontáneo se apresura hacia el escenario. Keith lo ve venir y lo golpea con su
guitarra. Cuando la seguridad del estadio interviene, Richards vuelve a conectar su
guitarra y continúa tocando. La anécdota
tiene lugar el 18 de diciembre de 1981.
No hay comentarios:
Publicar un comentario