“Muy frecuentemente me
encuentro
refugiada del mundo
intentando que algún autor o autora
cure mis
heridas
con sus palabras,
aplicadas como bálsamo sobre mi alma.
No lo hago
consciente
porque me parece un hábito
que llevo prácticamente
toda mi vida
alimentando.
Tampoco lo veo como evasión,
ni como un escape:
las palabras
me
obligan
a pensar
aún cuando
todo lo quiero ignorar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario