Lo sabía,
sabía que ante su
sonrisa corría peligro,
y ella también lo sabía,
se lo dije,
le dije;
su
sonrisa es peligrosa…
Y no me creyó,
no pude hacer nada.
Cerró sus ojitos
lindos
y me sonrió;
me robó el corazón.
— Fabián
Recendez / Sentimientos al ocaso de un jueves

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