En 1971, Pink Floyd era una de los grupos más grandes del mundo y se ahogaba en compromisos de gira. Estaban restringidos a solo fragmentos de tiempo de estudio mientras intentaban escribir y grabar Meddle.
La historia cuenta que, mientras tocaban en el estudio de Abbey Road, el grupo encontraría una nota que formaría una canción de 23 minutos y pasaría a definirlos como una de las mejores agrupaciones de rock progresivo de todos los tiempos. “Echoes” era la canción, y es solo una parte de por qué Meddle es uno de los mejores discos del grupo.
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