Es de una vitalidad contagiosa. El tipo de músico que no
vive de sus rentas. Tampoco muestra ni un solo atisbo de convertirse en una
leyenda de marfil y oro como Van Morrison, quien luce empeñado en ser un
artista vip, exclusivo. Neil Young, sí, parece una extraña hibridación entre
Bob Dylan y Tow Waits. La rara simbiosis entre esa necesidad de carretera y
sentirse vivo con la música del primero. Empero, Neil Young es Neil Young, es
decir, sin necesidad alguna de las odiosas comparaciones. El canadiense,
además, se caracteriza por portar y hacer uso de una guitarra que aburre, vaya
que sí, a los fascistas...
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