Por si el sueño no es más que un estado del alma,
un instante carnal y una pausa en su oficio,
confieso aquí que duele, el
alma duele y suele
dejarnos de su mano mientras
reina la noche,
la hermosa dama de cabello
negro, acogedora
premonición falaz de un más largo abandono,
al que es preciso, sin
embargo, entregarse
por si el alma no es más que
un estado del sueño.
María Victoria Atencia
(Málaga, España, 1931)
No hay comentarios:
Publicar un comentario