Johan Cruyff usaba como referencia de su innovadora generación,
melenuda y refrescante a los Beatles,
aunque en realidad lo suyo se parecía mucho más a los Rolling Stones; más allá de que con el balón tuviera la
sensibilidad de Paul McCartney, la
visión de John Lennon, la espiritualidad
de George Harrison y hasta la nariz de Ringo, lo suyo estaba mucho
más cercano a la rebeldía de Mick Jagger
y Keith Richards.
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