Como podemos imaginar, cuando Nick Cave y
sus trovadores itinerantes, The Bad Seeds, se acercaron a su álbum de covers de 1986, lo hicieron de manera
bastante diferente. La mayoría de las interpretaciones están llenas de cierto
grado de respeto. Aquí, no es el caso.
El álbum es una siniestra señal de desprecio, del disgusto de Cave no sólo por el mundo que lo rodea, como de costumbre, sino
también por algunas de las canciones de este LP reelaborado que, según él,
"no se hizo particularmente bien, en primer lugar".
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