Me vigila: el silencio.
Me sigue
con su curvo movimiento
de reptil.
Me llama
con la fría insistencia
de la aurora,
siempre inaugurando el día
sin esperar que la noche
agote su faena.
Cuando duerme,
o cuando sale
en busca de otra de sus hijas
reincido en la palabra.
- Margarita Escobar
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