La cultura japonesa apenas
había tocado Gran Bretaña a principios de la década de los 70. La idea de un
grupo de rock tocando ahí era realmente exótica. La producción musical Made in Japan fue un lanzamiento pionero engendrado en una
tierra lejana; tenía un caché misterioso y de otro mundo en comparación con otros álbumes en
concierto, grabados en lugares mucho más mundanos, no podían igualar. También ayudó
que fuera un álbum doble, con una portada
exquisita y dorada.
Deep Purple estaba en su
mejor momento, habiendo lanzado Machine
Head, disco que definió su carrera unos meses atrás. En Made In Japan el grupo se colocó sobre una delgada línea entre lo intenso
y lo indulgente, los cuatro lados del vinilo les daban espacio para estirar en más de un sentido, y
nos referimos a estirar.
Increíblemente tan sólo había siete pistas; "Highway
Star", que abrió el lado uno, la única pieza que registró menos de siete minutos. El
lado cuatro comprendía una versión monstruosa de 20 minutos de "Space Truckin'"; "The Mule", por su parte, contenía un solo de batería de seis minutos de Ian
Paice. Puede sonar absurdo ahora, pero en el pasado sólo podíamos sacudir la
cabeza con incredulidad ante el brillo absoluto y desenfrenado de toda esa producción.
Ian Paice (Deep Purple): "De su estilo, sigue siendo,
probablemente, el mejor álbum de rock en
vivo jamás hecho, y eso es todo lo que Led
Zeppelin ha hecho, cualquier cosa que Black
Sabbath haya podido hacer, Bad
Company, Free... La fuerza de la
innovación y la vida en el borde, un gran juego con un sonido fantástico, nada
se acerca”.
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