sábado, 4 de abril de 2020

Black Sabbath – “Black Sabbath” (1970)

Aquí es donde realmente todo comenzó. Sí, había grupos, y álbumes, antes que se insinuara lo que estaba por suceder. Efectivamente, Black Sabbath tenía sus influencias. Pero fue sobre esta producción musical, su debut homónimo, que Ozzy, Tony, Geezer y Bill inventaron el Heavy Metal tal como lo conocemos actualmente.

Cualquier que se encuentre familiarizado con el género reconocerá lo que sucede aquí, con un disco publicado hace 50 años. La leyenda dice que el grupo se detuvo para grabar este álbum apresuradamente, en camino a tocar en espectáculos en Alemania, y la producción (en las manos de Rodger Bain) es prácticamente inexistente.

Pero esa es parte de la razón por la cual el disco se ha mantenido tan bien a lo largo de los años. Se trata de la pasión cruda. Se trata del alboroto del guitarrista Tony Iommi, dando vueltas sobre nosotros como una bandada de buitres de pesadilla. Se trata del sonido vocal-nasal de Ozzy Osbourne. Y, sobre todo, se trata de una colección de canciones que nos mantienen cautivados, a la fecha: el blues dispéptico de “The Wizard”, la deriva del paisaje onírico de “Behind the wall of sleep”, la misteriosa “NIB”.

Pero, sobre todo, se trata de la canción principal. Si alguna vez nos encontramos con alguien que nunca haya escuchado una nota de Heavy Metal, y nos piden que explicación, simplemente hay que subir el volumen y tocar el tema “Black Sabbath”, porque esta es la perfecta definición del género. No se necesita decir ni agregar nada más. Todo el metal está contenido en esta notable pista.

Todo, desde entonces, se ha basado en lo que Black Sabbath hizo aquí. Siniestro, claustrofóbico, abrumador, triste, lento... estamos ante un culminante tour de force. Es la canción de apertura en el primer álbum de los Antepasados ​​del Metal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario