Que cuando por fin empezaba a
olvidarte,
has decido ser otra solo para
fastidiarme.
Y no me queda mas remedio,
ya que yo tampoco soy el
mismo,
que dejar en libertad a mis
dragones,
enrollar todos los puentes
levadizos,
desinchar mi castillo
hinchable,
y darte,
como si fuera la primera vez,
la bienvenida.
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