"Nadie sabía quiénes éramos,
o habían oído hablar de nosotros; teníamos que demostrar nuestra valía, y el
hecho de saber esto nos hizo más decididos con el público", recordó.
"Estamos
cansados del largo viaje en avión, pero
Nueva York viene de la calle para llenarnos
de adrenalina y jugamos un juego duro y vanguardista que cautiva a la audiencia, que no ha oído
nada igual antes. Al final del primer set,
el público está de pie y aullando junto con nosotros. A pesar de los pocos
números, se siente como un gran éxito", remata Summers.
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