La vida como un Rolling
Stone, por supuesto, fue como una especie de desprestigiado trabajo por parte
de la prensa así como por parte de algunos artistas desconcertados. A los Stones no les importó. Empero, alguien tuvo que responder a los generalizados
ataques. Brian lo hizo:
"Estos rubicundos reporteros no parecen querer
tomarnos en serio", dijo en su forma suave y decidida. "Bueno, eso
está bien. Les haremos comer sus malas palabras algún día. Los haremos tomar en serio nuestra música".
Por su ropa cada vez más
majestuosa y su pelo cada vez más largo, se les llamaba "un montón de perecederos deteriorados". Brian, quien se
imaginaba abrigos con cuellos de terciopelo, habló nuevamente.
"Bola de intolerantes. Nunca cambiaremos.
Los que generan los problemas son los que están al otro lado. Son ellos quienes
carecen de cortesía y no tienen excusa alguna".
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