Al igual que otros rockeros de la escuela de arte, Townshend vio la música de The Who como algo más que una apuesta por la gloria de las listas.
Había ido más allá de las limitaciones
estructurales y temáticas de las canciones pop de tres minutos desde sus
primeros sencillos, pasando de himnos generacionales a la elaborada narrativa de
adulterio en la minisuite de “A Quick One, While Their Away” y la descarada
emisión de falsa radio de The Who Sell
Out.
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