Quizá más importante que eso, era una estrella en el sentido moderno, un hombre tan singular que evocaba nociones de intervención divina. A diferencia de la mayoría de los imitadores de hoy en día, la suya no era una abstracción gastada en la tienda del herrero de canciones pisoteado y portador de alma.
Eso no quiere decir que la única forma de adquirir autenticidad sea a
través de las dificultades, más bien mantenerse fiel a las canciones: Johnson
vivió y respiró el blues.
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