miércoles, 20 de septiembre de 2017

"Miro la tierra"

[De "Miro la tierra"]

La poesía como recordatorio del desastre:
De aquella parte de la ciudad que por derecho
de nacimiento y crecimiento, odio y amor
puedo llamar la mía (a sabiendas
de que nada es de nadie),
no queda piedra sobre piedra.
Esta que aquí no ves, que allí no está
ni volverá a alzarse nunca, fue en otro mundo
la casa en que abrí los ojos.
La avenida que pueblan damnificados
me enseñó a caminar.
Jugué en el parque
hoy repleto de tiendas de campaña.
Terminó mi pasado.
Las ruinas se desploman en mi interior.
Siempre hay más, siempre hay más.
La caída no toca fondo.
Para los que ayudaron, gratitud eterna, homenaje.
Cómo olvidar —joven desconocida, muchacho anónimo,
anciano jubilado, madre de todos, héroes sin nombre—
que ustedes fueron desde el primer minuto de espanto
a detener la muerte con la sangre
de sus manos y de sus lágrimas;
con la certeza
de que el otro soy yo, yo soy el otro,
y tu dolor, mi prójimo lejano,
es mi más hondo sufrimiento.
Jamás aprenderemos a vivir
en la epopeya del estrago.
Nunca será posible aceptar lo ocurrido
hacer un pacto con el sismo,
olvidar a los que murieron.
Con piedras de las ruinas ¿vamos a hacer
otra ciudad, otro país, otra vida?
De otra manera seguirá el derrumbe.
***

—José Emilio Pacheco, fragmentos de "Miro la tierra" (1986)


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