sábado, 30 de septiembre de 2017

"El vaso de tiempo"

"El vaso de tiempo", de David Huerta | José Homero


No hay oficio tan arduo como el de poeta; y no porque sus tareas sometan a la inclemencia; fuerza física o jornadas extenuantes requieran, sino porque aunque muchos escuchen el llamado, cuando se decide a seguir la voz oculta entre las frondas, poco hay más allá del impulso emotivo, de las palabras rudamente aprendidas. ¿Cómo se forma un poeta? ¿Cómo se aprende poesía? No son cuestiones idénticas sino gemelas; dioscuros de un enigma siempre latente. 


Para el aficionado, para esa ave en extinción llamada lector de poesía, acaso basten las poéticas, donde cada autor busca tamizar la energía mediante el prisma de su propia escritura. En los mejores casos, podemos atisbar en dichas reflexiones la vibración irisada de la realidad; la luz cenital bañando las rocas del mundo diario, encendiéndolas como huevos de una criatura mítica.

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