Efectivamente, en la década
de los años 70, Pink Floyd escribía canciones más sobre asuntos terrenales que acerca de las emociones humanas. Empero, musicalmente, muchos de sus mejores paisajes sonoros de ensueño (“Echoes” y “Shine On You Crazy Diamond”, por nombrar solo dos) aún evocan la sensación de flotar en el espacio, bien
desconectados del planeta Tierra.
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