En cuestión de horas, se dirigían hacia Piccadilly, el hotel
de Hendrix.
Etchingham descubrió que Hendrix era una amante "experimentado
e imaginativo" que podía hacer el sexo más romántico de lo que nunca
antes lo había conocido.
En largas conversaciones
nocturnas, Hendrix le contaría cómo su padre solía golpearlo "sin
sentido" por tratar de aprender a
tocar la guitarra poniendo una cuerda en una escoba. Etchingham le contó
sobre su padre alcohólico y cómo su
madre había abandonado a la familia cuando tenía 10 años.
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