Mientras la clase de 2003 pellizcó, metió y
pro tocó sus álbumes a un brillo sin pelo, una nota al pie en las notas de portada
de Elephant decía: "No se usaron
computadoras durante la escritura, grabación, mezcla o masterización de este
disco, y ninguno de los equipos de grabación fue más allá de 1963".
Si la actitud del dúo de Detroit parecía
irremediablemente anacrónica en la era del iPod, entonces fue reivindicada por
el éxito general de su cuarto álbum. Aclamado por la crítica, Elephant también le otorgó a los Stripes
su primer número 1 en el Reino Unido, le dio a la escena del rock el referente del
cartel que necesitaba desesperadamente (Jack White), y devolvió el rock a los principios básicos después del desvío de nu metal.
La ferocidad de cortes como “Ball and biscuit”
y el canto de la ruta uno de “Seven Nation Army” recordó que la mejor música
era desgarrada, deshilachada, grasienta, imperfecta.
Elephant fue un álbum que señaló el
futuro del rock al abrazar su pasado. Y a diferencia de muchos discos pulidos y
cuantificados del período, todavía suena intemporal. Elephant es, además, un álbum que definió el rock para el nuevo milenio.
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