Para una película preocupada
por la complicada y conflictiva relación entre el capricho infantil y el mundo
real, no hay mejor representante que Daniel Johnston, cuya bella balada
"Worried Shoes" recibe un tratamiento encantador y conmovedor por
parte de Karen O.
Al igual que Johnston, Karen O ha utilizado la música para
acceder a un mundo de fantasía mucho más emocionante que el cotidiano. Las
excentricidades del primero lo llevaron a un hospital psiquiátrico; el último
la tiene en portadas de revistas.
La aparición de "Worried
Shoes" en esta banda sonora subraya el hecho de que, si bien nuestras
fantasías más salvajes son exclusivamente personales, las inseguridades que las
inspiran son universales.
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