A diferencia de la mayoría de
las cantantes con una reputación de actuaciones físicamente extremas, el
comportamiento en el escenario de Karen O nunca está sujeto a una
interpretación psicoanalítica, ni debería serlo: esa sonrisa vertiginosa e
infantil que muestra de forma rutinaria nos deja entrar en la fantasía
imaginaria de todo, recordándonos una vez más que el rock es en realidad la
versión adulta de construir un fuerte o jugar con muñecas.
Para Karen O, Where the Wild Things Are no es tan sólo
una banda sonora: es un recipiente a través del cual puede volver a dibujar sus
alrededores.
En cierto sentido, esta banda
sonora cumple una función similar para los Yeah Yeah Yeahs, como lo hizo la
serie MTV Unplugged para las presentaciones
de grunge a mediados de los 90, una oportunidad para desnudarse, pero también
para ser más elaborados y acumular vibraciones, instrumentos de viento de
madera y otras texturas acústicas.
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