[...]
No soy yo quien espera,
enredado en mis nervios,
que las horas me acerquen el alivio del
sueño,
ni el que está con mis manos, de yeso
enloquecido,
mirando, entre mis huesos, las áridas
paredes.
No soy yo quien escribe estas palabras
huérfanas.
– Oliverio Girondo
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