En diciembre de 1981, cuando la revista Kerrang! publicó su primera encuesta de
lectores, Iron Maiden se destacó por su ausencia en la categoría de mejor
grupo. El desaire no escapó a la atención del bajista y fundador Steve Harris.
En ese momento, sin embargo, Iron Maiden trabajaba en un estudio en el este de
Londres con un nuevo cantante, Bruce Dickinson, de 23 años, pero aún no había
nuevas canciones para su crucial tercer álbum. La presión estaba sobre la joven
agrupación como nunca antes. Pero de espaldas a la pared, Maiden respondió
magníficamente.
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