Sé, sin embargo,
que en sus ojos
se oculta el gesto
que ahuyentó el olvido
que sus manos resguardan
la plenitud y el deseo
que su corazón
es un alcázar
habitado por las sombras
de un duende taciturno
que acecha las madrugadas
buscando restituir el resplandor y la espera.
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