(…)
Ignoro lo que nos espera
más allá.
Pero si nuestro amor
fue un día capaz de elevarse
sobre nuestros cuerpos
envenenados,
y logró vivir tres meses
en la alucinación de un idilio,
tal vez
ellos,
urna primitiva y esencial de ese amor,
hayan resistido a las
contingencias vulgares,
y nos aguarden.
- Horacio Quiroga
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