Siento un profundo deseo de vivir. Esta
amable edad intermedia, en cuyas aguas maniobramos, es muy de mi gusto. De
buena gana echaría aquí el ancla y me iría a tierra veinte años para estudiar
las costumbres del lugar. La juventud fue una hermosa época, pero un poco
complicada. Ahora, en la madurez (excepto por lo que se refiere al dinero),
todo parece malditamente tranquilo. Me gusta. Veo un pequeño y animado café en
un rincón del puerto donde te propongo que nos sentemos […]. Sentémonos allí veinte
años, con un paquete de tabaco y una copa, a hablar de arte y de las mujeres.
- Robert Louis Stevenson
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