Una de las escenas más famosas de la historia de la filosofía es un efecto del poder de la literatura. La conmovedora situación en la que Nietzsche al ver cómo un cochero castigaba brutalmente a un caballo caído se abraza llorando al cuello del animal y lo besa. Fue en Turín, el 3 de enero de 1888, y esa fecha marca, en un sentido, el fin de la filosofía: con ese hecho empieza la llamada locura de Nietzsche que, como el suicidio de Sócrates, es un acontecimiento inolvidable en la historia de la razón occidental.
Lo increíble es que la escena es una repetición literal de una
situación de Crimen y castigo, de Dostoievski (capítulo 5 de la primera parte) en la
que Raskolnikov sueña con unos campesinos borrachos que golpean un caballo
hasta matarlo. Dominado por la compasión Raskolnikov se abraza al cuello del
animal caído y lo besa. Nadie parece haber reparado en el bovarismo de
Nietzsche que repite una escena leída. (La teoría del Eterno Retorno puede ser
vista como una descripción del efecto de memoria falsa que produce la lectura.)
- Ricardo Piglia
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