Es de sobra documentado que, a lo largo de su carrera, Moon luchó con problemas de abuso de sustancias y, perversamente, fue después de haber prometido recuperar la sobriedad que terminó falleciendo por la droga que le recetaron para aliviar su enfermedad.
Sin
embargo, antes de esa decisión definitiva, Moon había encarnado los excesos de
rock. Estuvo allí durante el infame “Fin de semana perdido” de John Lennon, y
desde los primeros días de su carrera, fue un defensor de la mezcla de drogas y
alcohol. Fue un producto de su tiempo tanto como de sus propios demonios.
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