David Bowie murió en enero de 2016. Acababa de lanzar su último álbum, Blackstar, un par de días antes. Bowie se trataba en privado con cáncer terminal, y Blackstar fue su canto del cisne. Las canciones, e incluso la
portada del álbum, están llenas de ideas que sólo Ziggy Stardust podría proporcionar.
Una de ellas es el título y
la impactante imagen de portada principal: Blackstar
y una estrella negra,
respectivamente. Esa es una forma alternativa de describir un agujero negro, una estrella derrumbada que absorbe todo lo que se acerca.
Todo lo
convierte en una metáfora adecuada y
llamativa para la mortalidad humana, especialmente cuando esa mortalidad es el
resultado de la destructividad implacable, chupadora de vida del cáncer. Jonathan Barnbrook diseñó cinco
portadas para Bowie, incluida Blackstar.
"Este era un hombre que enfrentaba su propia mortalidad", señala Barnbrook.
El símbolo de una estrella negra sobre blanco "tiene una especie de
finalidad, una oscuridad, una simplicidad, que es una representación de la
música".
Barnbrook explicó, además, que "la idea de la mortalidad está
ahí, y por supuesto la idea de un agujero negro absorbiendo todo, el Big Bang,
el comienzo del universo, si hay un final para el universo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario