El álbum que solamente lleva
el nombre de Neil Young es el que menos
se parece a él. Es un excelente
conjunto de folk-rock con matices psicológicos, con arreglos coloridos y
contribuyentes instrumentales de primer nivel como el guitarrista Ry Cooder y el visionario tecladista y arreglista Jack Nitzsche, quien continuará trabajando
con Young periódicamente hasta los años 70.
Pero el mismo Young parece extrañamente indeciso, como si no estuviera seguro de
cómo quería que sonara su música. Hay ecos de la gran música por venir, como la
balada "The Old Laughing Lady",
y los arreglos son exuberantes y
atractivos, pero que para Neil Young representa un camino que no siguió, y que
resulta más interesante ahora en comparación con lo que estaba por venir.
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