La agrupación británica prosperó en pistas enigmáticas y llenas de
psicodelia. Con su mezcla de vocales desgarradoras, efectos sonoros,
sintetizadores, bucles de cinta y un acabado metronómico, la elección de una
capa para enfocar sería casi imposible. La música nunca había sentido, y desde
entonces, nunca había sentido lo mismo.
Todo se reduce a su forma: el álbum conceptual. Es decir, cuando un
grupo toma o aborda una historia o tema
específico y adapta todas las canciones en un disco a esa idea.
Comenzó
mucho antes de Pink Floyd. Los grupos
contraculturales se aferraron a ello en los años sesenta; The Beatles (Sgt. Pepper), The Who (Tommy) y The Beach Boys (Pet Sounds)
son ejemplos por demás aclamados.
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