sábado, 28 de marzo de 2020

Serenidad Onírica (...)

Faltan 15 minutos para que dé cualquier hora de la mañana. Estoy despierto desde hace horas; pero no quiero levantarme; ¿para qué?; a nadie espero; tengo ningún pendiente; mejor permanezco así, quieto, boca arriba, mirando fijamente al techo; mirando, también, las lámparas que penden de él; mirando una ventana ligeramente entreabierta, a ella; la sumisa fotografía de ella sobre el escritorio a la distancia; ella, quien terminó desbaratando, tajantemente, mi serenidad onírica...


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