Estaba el lector inmerso
En su lectura complicada,
El caso de un personaje
perverso,
En una gran encrucijada.
El lector no quitaba el ojo,
¡Casi de la silla se caía!
Sufrió del alma despojo,
Pues la lectura le consumía.
Pronto la diégesis se tornó
En una situación oscura,
las páginas se bebía,
Y no avanzaba ni una.
Extraña muerte tuvo,
Ese infortunado lector
Se obsesionó con la
Literatura:
Murió en el imaginado sopor.
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