martes, 17 de octubre de 2017

Teníamos...

"Pudimos haber seguido de largo, pasar uno al lado del otro, pero no sucedió así: nos vimos, nos reconocimos. Probablemente porque la calle, ese tramo de la calle, a pesar de la hora, en ese momento quedó desierto. Probablemente también porque, aunque no estaba escrito en ninguna parte —después de todo— teníamos que encontrarnos."


Es el comienzo del cuento "Infinitas maneras de medir el tiempo", en Extraños de ánimo, de Alejandro Stilman.


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