Una vez que Bob Dylan se conectó y se hizo eléctrico en 1965, no había
manera de detenerlo. En menos de un año y medio, grabó tres LP clásicos, entre ellos Highway 61 Revisited, un revoloteo alegre de su imagen folklórica que se enfrentó a
influencias, expectativas y sus críticos.
Es amargo, divertido, melódico,
lírico y revolucionario. Y es uno de
los mejores discos de rock jamás realizados. Justo a la par de Blonde on Blonde, por supuesto.
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