Agosto 17 de 2009: un ladrón
en Nueva Zelanda llevó a cabo una inusual medida al dejar sus datos personales en
el lugar de su crimen. El hombre reservó una copia de The Wall, de Pink Floyd,
en una tienda de discos en Christchurch, dejando su nombre y número de
teléfono, antes de robar la caja registradora. Era un cliente habitual en la
tienda y tenía varios discos solicitados.
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