Moviéndose a lo largo de un
clip propulsivo, los arreglos del grupo, desde las primeras notas, permitió un
amplio espacio para que los cinco músicos dieran forma a la dirección de la
pista, que se convierte en un crescendo
que grita, y luego deja de recuperar el aliento antes de que Kalb desate un
aluvión de notas para llevar todo de vuelta a donde comenzó.
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