Emparejado con una roca propulsora durante
mucho tiempo con ladridos de bravura y apuntalamientos punk, es un acto de
equilibrio similar al aterrizar una moneda lanzada en su borde, pero se fusiona
gracias a la convicción y el chasquido vocal con el que Townsend grita,
"No podemos ser vistos juntos".
Es inimaginable que Roger Daltrey
hubiera entregado la misma letra, y mucho menos con tal brío, y una versión
diluida no sería casi la misma canción. Con Kenny Jones tocando la batería
junto a la guitarra eléctrica de Pete Townshend, la melodía alcanzó el puesto 89
en el Billboard Hot 100 como el
segundo sencillo del álbum.
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