Nick Cave concluyó conmovedoramente sobre ese día: “Cuando Johnny bajó por primera vez esas escaleras al estudio, se veía realmente frágil y enfermo, pero una vez que comenzó a cantar, realmente volvió a la vida. Fue algo increíble de ver”.
Vaya logro que tiene Cave en su haber: ninguno será más dulce que haberse ganado el derecho a compartir el escenario con el hombre que lo hizo proselitizar en la oscuridad. Para Cave, ese es probablemente el mayor honor y más preciado que cualquier premio o aclamación a lo largo de su trayectoria.
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