viernes, 10 de junio de 2011

Cruyff: un fuera de serie naranja…

El fútbol es mejor porque ha existido Cruyff. Porque ha existido Holanda. Y algún día querrá cobrarse la deuda…

“Era un jugador de un enorme carisma. No solamente atraía la mirada del público, sino que además atraía al balón. Uno deseaba que la pelota pasara por Cruyff. Un jugador que, también, tenía la arrogancia, la vanidad del artista. Se sabía el centro del escenario.” (Jorge Valdano, ex jugador, técnico, directivo y comentarista deportivo)

Hendrik Johannes Cruijff, mejor conocido como Johan Cruyff, nace un 25 de abril de 1947, en Amsterdam, Holanda. A los diez años ingresó en el Ajax de Amsterdam, club en el cual permanecería hasta 1973. Desde temprana edad dio muestras de ser un “elegido” del futbol, resaltando tanto por su calidad como por su carisma natos. Desde entonces, “El Tulipán de Oro” habría de desmarcarse, sin mucha dificultad, del resto de muchos jugadores nacidos para el balompié.

Con tranquilidad, se puede afirmar que existe el “antes” y el “después” de Johan Cruyff en el soccer: este divino holandés iría pasos adelante en el palmarés de glorias auténticas como la de Alfredo Di Steffano: consiguió tres Balones de Oro. Con el paso del tiempo, solamente habrían de igualarlo el francés Michel Platini y, sorpresa, otro holandés: Marco Van Vasten. Este último, no por nada considerado el discípulo más aventajado de Cruyff.

“Fue en la Copa del Rey de la Temporada 77-78, yo recién empezaba en el Alavés y nos enfrentábamos al Barcelona en su campo, en el partido de vuelta. Johan Cruyff era el dueño del espectáculo, mandaba sobre sus compañeros, rivales, todos. Cada vez que había una falta, la pelota la tenía debajo de su brazo. El partido comenzaba y seguía cuando él quería. En un momento le dije: “Mirá, ¿por qué no te llevás a tu casa esa pelota y nos das otra a nosotros para que podamos seguir jugando?”. Me puso el brazo sobre el hombro y me dijo: “¿Cómo te llamas?”. Le contesté: “Jorge Valdano”. Me reviró: “¿Y cuántos años tienes?”. Le respondí: “20”. Me miró y me dejó frío: “¿Y, tú, no sabes que a Johan Cruyff, con 20 años, se le trata de usted?”. (Jorge Valdano, recordando sus inicios en el fútbol español)


La llegada de Johan Cruyff al futbol significaría mucho para todos: el Ajax, el Barca, el Feyenoord y, por supuesto, la Selección Nacional de Holanda. La presencia de Cruyff en ese momento representaría, por lo menos, la integración de Holanda entre los equipos de un primer plano futbolístico. Con Cruyff tendrían lugar las raíces de un equipo destinado a convertirse en histórico. Ahora, el futbol habría de saludar a Johan Cruyff. Paralelamente, Holanda habría de convertirse en la “Naranja Mecánica”.

Por no pocos, Cruyff es considerado una especie de “línea divisoria” entre dos épocas. Su legado sigue teniendo un peso específico en el ámbito del balompié. Más aún: en “El Tulipán de Oro” no tiene lugar imitación alguna. Es él mismo. No tiene, porque no lo requiere, tiempo para estudiar a campeones anteriores. Mejor aún: al no parecerse a nadie, Cruyff nos ratifica que el árbol genealógico de su futbol arranca de él mismo. Así de simple: Cruyff es, definitivamente, la encarnación plena del nacimiento progresivo de una nueva forma de entender el futbol, con él como líder, el mejor intérprete, de una filosofía que rápidamente adquiere el nombre de “Futbol Total”.
Hendrik Johannes Cruijff tenía como característica principal su exquisito juego. Empero, temperamento y arrogancia fueron a la par como características intrínsecas. Hasta en eso se distinguió del resto de los futbolistas de aquella época. En su momento, por ejemplo, se refirió a sí mismo como “no creyente”. Le llamaba en extremo la atención el hecho de que, en España, todos los 22 jugadores se santiguaran antes de salir al campo. A su manera, en el estilo directo y sin amagues de este histórico neerlandés, lo refutaba: “Si resultara, siempre sería un empate.”

Johan Cruyff, aun concluida su carrera como futbolista -en 1984- no dejaría de recibir premios. Fue reconocido en 1998 como "Mejor Jugador Holandés del Siglo" y en 1999 como "Mejor Jugador Mundial del Siglo" por la FIFA.

Incuestionable resulta ser la trascendencia del “Tulipán de Oro”. En el discurrir del Ajax. Del Barca. Del Feyenoord. Por supuesto, en su selección, en la siempre bien recordada “Naranja Mecánica”. Trayectoria y estadísticas lo convierten en uno de los mejores de la historia. Un tipo listo. También, provocador. Por supuesto, arrogante. Sin faltarle, por supuesto, rebeldía. Lo que mejor lo define, sin embargo, no son todos los calificativos anteriores. No. La definición por excelencia que mejor le va a este neerlandés sería la siguiente: ganador nato. Sus propias palabras así lo ratifican:

“Cuando vas ganando 4-0 y quedan 10 minutos de partido, es mejor dar al poste un par de veces para que el público grite ‘ooooh’. Siempre me ha encantado ese sonido cuando la pelota da con fuerza al poste… ”

No hay comentarios:

Publicar un comentario