Casi diez
lustros de ello. Jóvenes y estudiantes, ellos, se animaron a desafiar al
totalitarismo, a la opresión, al régimen, al PRI.
Confirmaron, así, no quedar
exentos ni ajenos al espíritu lúdico y contestatario de aquel movimiento que,
en el año de 1968, cuestionaba y criticaba al poder mismo. Lo hacía, sí, colocando
las bases mismas, tal y como se hacía en las principales capitales del mundo de
aquel entonces.
Ninguno de esos jóvenes estudiantes imaginó jamás que su osadía
sería cobrada con tortura, cárcel, exilio… Sí, en el México de aquellos días,
solamente los estudiantes, los jóvenes, terminarían siendo objeto de masacres,
desapariciones. Siendo presos políticos. Arraigando, desde entonces, la
práctica de la impunidad en nuestro país…
No hay comentarios:
Publicar un comentario