Conocí a David Bowie por primera vez cuando tenía treinta y tantos años y él
tenía poco más de veinte años, era un chavo de la escuela de arte que había pasado de ser pintor a compositor.
Vivíamos cerca uno del otro en Nueva York.
Hubo periodos en los que nos vimos
mucho y otros períodos en los que no lo hicimos, nunca supe exactamente dónde
estaba o dónde iba a estar y, a veces, no nos vimos durante años, pero siempre
estuvimos en tocar y hablar sobre cómo iban las cosas.
Era una persona y un músico extremadamente dotado e
interesante. Tuvimos una amistad y una relación de trabajo. Hicimos varios
conciertos y proyectos juntos, y por supuesto escribí dos sinfonías basadas en su trabajo: Número 1 (la “Sinfonía
baja”) en 1992 y Número 4 (“Héroes”) en 1996.
A David le gustó la idea de
que estaba haciendo las sinfonías. Estaba muy satisfecho con ellas, al igual
que Brian Eno. Incluso se tomaron
fotos conmigo en la primera edición de la portada del álbum Low Symphony.
(Philip Glass y su parecer acerca de trabajar con David Bowie y Brian Eno)
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