“Se llama, llama, amor, esta dulzura
que pacífica enciende nuestras sienes
y se vuelve voraz, mientras sostienes
el temblor que revela mi cintura.
Se nombra, lumbre, amor, esta locura
de sabernos heridos y sin bienes,
pero ricos en sendos parabienes que en el
cuerpo y el alma hacen hondura”.
- Ethel Krauze
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