Fraser se convirtió, como recordaría Jagger,
en "un gurú del gusto" para The Beatles y los Rolling Stones. Vendió a
Paul McCartney la pintura de Magritte de una gigante manzana verde que se
convirtió en la inspiración para el logotipo de Apple de The Beatles, y dirigió
lo mismo la portada de Peter Blake para el álbum Sgt. Pepper como la portada de Richard Hamilton para el White Album.
Siempre presuntuoso, Fraser a veces se negaba
a venderle una pintura a alguien porque no le gustaba mucho su aspecto. Le
gustaba contar la historia de cómo Eugene Jolas, el distribuidor de Magritte,
le había aconsejado que "puedes hacerte rico vendiendo arte, pero si realmente
quieres ser rico, no lo vendas". Nunca prestó atención al consejo.
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