domingo, 18 de septiembre de 2011

The Who: nunca dejar de ser Rock...

Por varios momentos en la historia de la música Rock, no hubo grupo más perfecto que The Who. Cierto, eso no significa que en el camino no haya habido algunas bandas verdaderamente grandes para la época. Cada una de esas bandas eran grandes en su propio camino… Pero no todos esos grupos alcanzaron la precisión que plantea elevar el rock a la altura del arte. The Who elaboró un rock total, completamente consiente.


Los integrantes de la banda estaban equipados como guerreros: listos para la batalla que implicaba mantener a la juventud experimentar la energía pura y la rebelión de esta música primigenia. Pete Townshend, Roger Daltrey, John Entwistle y Keith Moon personificaban así lo reaccionario al interior de la “regularidad” de los “inadaptados” que solían colocarse en el lado equivocado de las vías.

The Kids are Alright...

Hablamos de cuatro tipos por demás sencillos, comunes y corrientes que, divididos e integrados desde sus cuatro partes, tenían la vitalidad y la capacidad para hipnotizar a sus oyentes con su propuesta y su complejidad musical. Desde siempre, esta banda se caracterizó por su estruendo sonoro y su incontenible furia, que en no pocos casos iba aderezada de excelentes fragmentos de humor y una muy buena dosis de verdad.


Para The Who, la vida era realmente una tierra en la adolescencia, un lugar donde el nuevo jefe era igual que el antiguo jefe y la esperanza de que fuera a morir antes de llegar edad parecía romántica y adecuada para los tiempos…

En su momento, con la llegada de Who´s next? , la banda había ascendido a uno de los puntos más altos de su montaña musical: se puso (casi) en lo más alto de su pico. Miraban hacia abajo toda esa adoración de masas. En ese momento, se convirtieron en dioses del rock and roll.

The Who...
Cada integrante del grupo, empero, tenía su personalidad dentro de la banda, misma que con una aparente fachada frágil y su respectiva dosis de de talento, les permitía canalizar su propio caos.

Por ejemplo, Pete era (y siempre será) la voz del rock, el dios de la sensibilidad y la salvación en el cable de alimentación. Era una especie de duende diabólico, con una sonrisa más que cínica en su cara y, lo más importante, una autoridad indiscutible en sus dedos.

Roger, en cambio, fue dios del rock como icono, un hombre hermoso, con su larga cabellera dorada y su pecho esculpido. La suya era una voz de fuerza etérea que podría romper las nubes o la caricia de un momento único en el tiempo.

John era el dios del trueno, del bajo como una capa de fondo y el fundamento de la fuerza. En silencio, con pericia, desataba torrentes de vibraciones que terminaban rodeando a sus compañeros de la banda.

Keith Moon

Entonces llegamos a Keith. Era un auténtico dios del rock, como una especie de gran demonio delirante, girando sus tambores en aparente desorientación, carente de dirección, entregándose en una especie de pelea desenfrenada por conducto de la piel tensa de su equipo. Parte bufón, parte sabio, Moon definió el comportamiento de rock star, de generar/degenerar destrucción, para todos los músicos que vinieron después de él… Después de ellos...


Colocados juntos en un escenario frente a miles o en un estudio con los demás, que eran los cuatro elementos, los vientos fuertes, del Norte al Oeste y todos los puntos intermedios, recogido y concentrado. La música que hicieron definió generaciones y géneros. The Who eran, simplemente, rock and roll. Nunca han dejado de serlo…


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