Mucha gente quiso pertenecer a King Crimson y no pudo. Bryan
Ferry se presentó a una audición y no pudo quedarse con el rol de cantante.
Incluso Elton John estuvo a punto de
ser el vocalista en el álbum Lizard,
pero cuando Fripp escuchó su primer álbum, opinó que era pobre como cantante y
le bajó el pulgar. John Wetton, que
venía del grupo Family, culminó con
una seguidilla de cantantes/bajistas que sólo aguantaban un álbum la disciplina
de Robert Fripp. Con él, Crimson recuperó el vigor perdido e inició un período
fructífero, desde Lark’s Tongues in Aspic
(1973), el complejo Starless and Bible
Black (1974), y una maravillosa disección del heavy metal bautizada Red (también de 1974). Tras una
extenuante gira del grupo por Estados Unidos, Fripp regresó a su Gran Bretaña
natal y proclamó:
"En el futuro, sólo serán capaces de sobrevivir las
unidades móviles, pequeñas y altamente inteligentes. Los días de las bandas de
dinosaurios han terminado y King Crimson
se acabó para siempre". En el primer concepto, Fripp acertó. En el segundo,
se equivocó: a Crimson lo aguardaban nuevas
muertes y resurrecciones.
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