Bernstein contrató a los
Beatles para un segundo concierto en el
Shea Stadium, el 23 de agosto de 1966. Pero debido al furor por la
afirmación de John Lennon de que el
grupo era más popular que Jesús, y quizá también por la inconstancia de la
audiencia adolescente, miles de boletos no fueron vendidos.
Los Beatles estaban hartos de los conciertos en ese
momento, y cuando terminó su gira por América del Norte en 1966, se retiraron
del escenario y decidieron dedicarse a
la grabación.
Bernstein trató de llevarlos nuevamente al Shea Stadium en 1967, supuestamente ofreciéndoles un millón de
dólares, pero el grupo no cedió.
Después de que los Beatles se
separaron en 1970, trató, en vano, de lograr que volvieran a reunirse, primero
con generosas ofertas monetarias y
más tarde con la promesa de que el dinero que recaudarían se usaría para fondo en
casos de desastre o caridad.
En septiembre de 1976, sacó
un anuncio de página completa en The New
York Times para proponer que los Beatles se presentaran, juntos o por
separado, en un concierto televisado a
nivel mundial en el que los compradores donaran alimentos o ropa, para ser
distribuidos en países pobres.
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