No obstante su reputación de
hombre solitario, Cohen era cálido y
divertido y abría continuamente su hogar a amigos y seres queridos. Aunque
también era difícil pasar por alto los signos de su profundo compromiso con la espiritualidad, que incluía una
prolongada estadía en un monasterio
budista.
"Me criaron como católico", dice Leonard, "y en su
cocina había un santuario católico porque su madre era católica, y la noche del
viernes era para el Shabat, cantábamos las canciones y él rezaba las oraciones.
De modo que se trató de abarcarlo todo,
pero nada dogmáticamente, sólo lo que hace que la religión sea bella y cómo
puede mejorar tu vida".
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